Aunque a este verano le quede ya muy poco tiempo, y la ciudad empiece a salir de la siesta de varios meses en la que estaba inmersa, hay aún unos pequeños placeres que podrás disfrutar. Si ya has vuelto de tus vacaciones, o bien te has quedado todo el verano en la gran ciudad, te puedes sentir afortunado!
1. Metro y bus vacíos. Sabes que entrar en hora punta para ir al trabajo o a clase es como hacer un viaje exprés al suburbano de Tokio. Aprovecha el momento y disfruta de ir bien ancho a la par que fresquito (ATENCIÓN: cuidado con los aires acondicionados, porque a muchos se les va la mano y puedes terminar congelado).
2. Tu bici, el rey del asfalto. Una de las cosas más agradables tanto ambientalmente como para tu paciencia en un bus y/o coche es el hecho que el tráfico disminuye. Para los conductores de bici mejor aún, haz tu propia conquista de calles que durante el resto del año son más bien una autopista y pedalea todo lo que el calor te permita!
3. Museos sin tantas colas. Está claro que si vives en una ciudad nadie te va a quitar tu ración de turistas si quieres ir a ver una exposición, pero cuentas con una menos de vecinos tuyos haciendo cola. Además los museos suelen preparar buenas exposiciones para cubrir el hueco veraniego, muchos de ellos con noches blancas y actividades que te hacen huir del calor en un entorno genial.
4. Pistas y barras de bar con más espacio. Si decides salir una noche a quemar las pistas de baile, podrás ver que estas están mucho menos congestionadas, puedes bailar con tus amigos más a gusto, evitando los molestos empujones o que te tiren encima bebida. Tampoco vas a pasarte parte de la noche esperando a que el camarero te atienda en busca de tu cubata o refresco.
5. Los pueblos de los alrededores, escapaditas turísticas. Sólo con echar un vistazo al mapa de trenes o de buses interurbanos vas a encontrar una playa ideal o un paseíto por el campo a media hora de casa, una forma de salir de la rutina y volver el mismo día a casa. Fácil, barato y sin demasiadas complicaciones.
6. Ir de compras es mucho más cómodo. Está claro que si vas a las tiendas más céntricas, eso sigue siendo peor que el desembarco de Normandía, no dejan de haber turistas con ganas de saciar tu misma hambre consumista. Si vas a otros sitios más alejados es muy probable que no tengas que hacer colas kilométricas en el probador y la caja, además, puede ser mucho más fácil que encuentres esa camisa o pantalón por el que suspiras cuando lo viste en el escaparate.
7. Las fiestas de barrio… ¿quién dijo que hacía falta un pueblo? Tus amigos que van a sus pueblos te machacan a base de fotos de las fiestas de sus pueblos. Tienes una solución muy fácil: busca las fiestas de los barrios! Haz un rastreo por internet y verás cómo en más de algún barrio de tu ciudad hay fiestas populares, con sus verbenas y barras de precios populares del mismo modo que hay en cualquier pueblo. Esto también te sirve para conocer un poco más el sitio donde vives y sus costumbres.
Hasta aquí unos pocos consejos, si te das cuenta, no tienes por qué lamentarte de pasar el verano en la gran ciudad, ¡todo lo contrario! Cálzate unas buenas zapatillas y remata como toca estos últimos coletazos de sol y calor antes que te veas envuelto en la rutina.