No os asustéis, chicas, pero muchos muchachos quieren reproducirse. Y más hoy, que es Nochevieja. No son ellos, es la naturaleza, pues los guía. Hay que quererlos así. Del mismo modo, también es bien sabido que el varón es un ser complejísimo; imprevisible y misterioso en el cortejo. A pesar de ello, tras exhaustivos análisis, hemos decidido presentaros los 10 tipos más comunes de hombre heterosexual que no dudarán en acercarse a ti, de fiestuki, si la ocasión lo requiere. Para lo que surja.
1. El flipao.
Está flipao y, por el mero hecho de estarlo, se te aproximará. Puede distinguirse por ser un tío seguro de sí mismo y que camina hacia ti como si estuviera desfilando en la New York Fashion Week. Al loro: no tiene por qué ser necesariamente atractivo; se lo cree y listo. Te dirá cosas de flipao y te hará creer que la vida sin él es un error, pues porque sí. Suele pasar que el error es él.
Peligrosidad: si es guapo te puedes acabar flipando tú.
2. El pagafantas.
No juegues con él. Es majo. Mírale, cómo te sonríe. De acuerdo, no es el hombre de tu vida, pero ¿qué daño te ha hecho? No le des coba cuando no hay posibilidades. Sabes que lo tendrás a tus pies. Posee un corazoncito. Y seguramente, no nos engañemos, sea el que me mejor te trate. Lástima que prometa la misma adrenalina en tu vida que una canción de Camela.
Peligrosidad: poquita.
3. El poeta.
Antes de que le respondas a su bello e ingenioso saludo ya tiene dos rimas asonantes con tu nombre. Ha visto “Into the Wild” más veces que tú. Te llevará al campo y haréis el amor a la luz de luna mientras contáis astros que tiritan, azules, a lo lejos. Recuperará el sentido de regalarte flores. ¿Lo malo? Seguramente sea cliente VIP de la floristería. Y ojito a su lado oscuro: el malote. Lo mismo, en el fondo, pero sin rimas. Escupe al suelo con mirada al horizonte, chupa de cuero al hombro que cubre su tatuaje de calavera.
Peligrosidad: son trileros. Ambos.
4. The Party Animal.
Una manera más sofisticada de nombrar al típico borracho que se ha pasado con las copas. Hay de todo, cualquiera puede tener un mal día. O incluso varios. Hablará atropelladamente y, por lo general, estará más preocupado por su relación con la gravedad que por la que pueda tener contigo. Si parece buen chico intenta dejarle tu número en el bolsillo, al menos, a ver si lo ve al día siguiente. Y ojito con los pesados, eso sí; sed todo lo comprensivas que podáis con los cargantes.
Peligrosidad: zron con hieu, poj favó.
5. El tímido.
Después de haber pasado dos horas largas reuniendo el valor suficiente para hablarte… ya te has ido. El problema es si era mono, ¿eh? Este tipo de chico no ha sabido situarse dentro de ninguno de los puntos aquí mostrados y ha quedado en tierra de nadie, solo e inseguro. La duda no es mala, pero a él lo está matando y tú ya te has ido con el número 2. Dale una oportunidad.
Peligrosidad: háblale tú, a ver qué tal.
6. El que cae bien a todo el mundo.
Míster Majete. El amigo de sus amigos, el amigo de tus amigos, el amigo de las causas nobles, el amigo de los animales, el amigo del mundo, el amigo de tus padres. Antes de que te des cuenta, ya te tiene en Facebook friéndote a ‘likes’. Simpático por antonomasia.
Peligrosidad: le cae bien a todo el mundo, algo habrá hecho.
7. El nerd.
Sí, tiene pinta de rarito. Sin embargo, no todos son como Sheldon. O bueno, imagínate que es como Sheldon; serían las risas. Más allá de tópicos, suelen ser chicos interesantes con costumbres diferentes. A lo mejor en materia íntima necesita práctica, pero si es tan hábil con sus cosas nerds seguro no tarda en programarte el corazón. Quizás sea un amor chu-chu-chuli.
Peligrosidad: ninguna, el peligro eres tú.
8. El camarero.
Detrás de la barra prepara, concienzudamente, la manera de conquistarte. El que sirva copas parece que le instala un aura de seguridad y le da un atractivo que, por otra parte, si lo piensas bien, está totalmente injustificado. Puede ser cualquiera de los otros, al acecho. ¿Y si es el 1 camuflado? Cuidado con su alternativa culturista: el portero.
Peligrosidad: ALTA.
9. El amigo especial.
Se ha sentado a tu lado en clase durante los dos últimos cursos y, de repente, ese día, “te tiene que decir algo”. ¡Ja! Mira porque insistía en ver “Into the Wild” en su piso. Este tipo es malo: ha pasado demasiado tiempo contigo y al día siguiente, en clase, se sienta a tu lado. Que, bueno, si resulta ser recíproco, alegría e hijos. Si no… intenta ser su Hermione y búscale una Ginny.
Peligrosidad: es tu amigo.
10. Príncipe Encantador.
El macho alfa. Es tan perfecto que brilla. Guapo, te hace reír, es ingenioso, está potente, parece no ser un capullo; sonríe y se te caen las bragas. Además, no parece darse cuenta de lo increíblemente perfecto que es, lo que hace que te derritas aún más. A los cinco minutos de hablar pasa a ser como un Pokèmon: tiene que ser tuyo.
Peligrosidad: ¿peligroqué? Cállate.