No hay dudas. La pregunta clave de la generación de los Millennials es la siguiente: ¿cuándo se deja de salir de fiesta? En una época sin Dios, ni Patria, ni valores, ni ná, pero con muchos títulos académicos en nuestras manos, los jóvenes andamos desvalidos y perdidos, intentado encontrar una solución coherente a esta cuestión que nos presiona por fuera y nos destruye por dentro.
Las primeras dudas asoman a los veinte y pocos, cuando te das cuenta de que aquella discoteca a la que ibas, y sigues yendo, se está llenando de imberbes lúmpenes que destruyen anárquicamente el ritmo de la noche. Bailando “Take Me Out” como si fuera una de Mando Diao, o cosas peores, vaya usted a saber. “Eso no se baila así”, dices, desconsolado. Probablemente no, es cierto. Pero… ¿por qué ese miedo a hacerse mayor? ¿Por qué ese anhelo por volver al primer año de universidad? ¿Por qué tanta duda?
Porque, simplemente, estás perdiendo la perspectiva. De fiesta se ha salido, se sale, se saldrá siempre. No son ellos, eres tú. No hay respuesta posible a una pregunta incorrecta, querido Millennial. Estabas errado. NUNCA se deja de salir de fiesta. Y existen muy buenos motivos para ello:
1. Salir de fiesta mola. Puede parecer una razón un poco obvia, e incluso estúpida, pero hay humanos que no se dan cuenta. Esos amigos que dicen necedades como: “hoy no me apetece”, “hoy una y para casa” (hay gente que lo hace), “ya si eso la semana que viene, ¡que no se acaba hoy el mundo! Je, je”. Aléjate de estos Hijos del Mal. Gentuza. Nadie en su sano juicio entenderá estas maneras de divertirse. Salir de fiesta es SIEMPRE guay, en cualquier circunstancia. Ya lo deberías de saber.
2. La edad es indiferente. No te sientas mayor nunca para divertirte. No sigas lo que se supone que hay que hacer (que suele coincidir muy mucho con lo que dice tu madre y más tarde tu pareja). Tengas 0, 20, 40 ó 60, siempre es buen momento para irse de jarana. El límite lo pones tú. Por siempre jamás.
3. Las lagunas de hoy son los recuerdos del mañana. ¿Te ves en 20 años diciendo algo así como: “uf, aquella noche que no salí y al final me quedé viendo Lo Imposible en la tele lo flipé en mil colores”? Por supuesto que no. Lo gracioso será recordar aquellas locas noches de las que no tienes recuerdos. Lo divertido es reconstruir las mismas basándote en pequeños detalles insignificantes y aleatorios. Lo hermoso es hablar con tus colegas de lo bien que lo habíais pasado aquella noche a pesar de que nadie se acuerda muy bien de nada e incluso alguno ni siquiera llegó a salir.
4. Las resacas son lo más. Ya está bien de tratar a la resaca como al Milhouse de la diversión. Las resacas son buenas, son justas y necesarias, son nuestro deber y salvación. Están ahí para recordarte que has sido feliz. No las desdeñes, búscalas. Eso del malestar general posterior al desenfreno no es más que una tontería de homeópatas.
5. Hay mil y una maneras de divertirse. Salir de fiesta es una posibilidad que nunca se acaba. Siempre pasan cosas nuevas. Anécdotas surgen de la nada. Chistes en la noche con tus amigos que se hacen eternos en tu crew. Innovar saliendo de fiesta es un arte, y la recompensa es mayúscula. Es divertido porque pasan COSAS.
6. Bucket List de manual: conocer todas las noches del mundo. ¿Hay algo mejor que viajar y conocer cómo se divierte la gente en nuestro alegre planeta? Vete a donde se te ocurra y disfruta la estancia, sobre todo cuando se ponga el sol. ¿Es mejor gastar la mañana haciendo el turista o aprovechar la noche viviendo la ciudad y conociendo sus gentes? Sé un gadabout.
7. No seas un ‘Tomorrowlander’. “No salgo, que hay que ahorrar para el veranito”. Otro que no ha entendido el punto 1. Un ‘motxo’ no es tan caro. Dejarse varios días sin salir para salir uno al máximo es injustificado e imprudente. Una cosa no quita a la otra. Aunque planees asistir a un festival electrónico en Crimea. Ve, pero no sacrifiques más fiesta de la necesaria. Sábado, viernes, martes, todos. Pero, ¡ey, tunante!, hay al menos un día a la semana que no se toca.
8. Si te sientes cansado, toma vitaminas. Hasta cuando te enamores, que siempre llega la tentación de quedar en casa más de lo debido. ¿Cansancio de pareja? Meec, error. Tu pareja es tu colega. Salid por ahí. ¿Complejos de anciano? Prrrr, tampoco. Como ya hemos dicho, tu DNI no marca el ritmo. A cuidarse y a mantenerse siempre en forma para la pista de baile. La receta, al gusto del consumidor. También puede servir con hacer jogging para mantener los biorritmos. Tú eliges.
9. Cualquier música es buena para divertirse. Hot Chip, Camarón, The Prodigy, Raphael, Metallica, Avicii o Mozart. Si es temazo, hará su trabajo. Déjate llevar por eses ritmos locos, por esos riffs pegadizos y por esas corcheas endiabladas. El rey de la fiesta reina sea cual sea su contendiente.
10. Anytime is the right time for ‘cubata’ time. En la piel de toro, el cubata está en la misma categoría de intocables que el jamón ibérico, la paella valenciana o la ensaimada mallorquina. ¿Qué es eso de beberlo solo por la noche? Eso es de flojos. La tradición a cualquier hora del día. El primer cubata marca la hora de inicio de la fiesta, y la diversión no tiene principio ni fin, está ahí, esperándote. Adelante. Hazte uno. Seas quién seas. Ya.