Ya toca hacerse mayor. Estamos al borde del precipicio, bailando el último vals y diciendo “la última y ya nos vamos”, cediendo el relevo generacional.
Ser excesivamente positivo es una virtud de la que siempre he carecido y echo mucho de menos en momentos como estos. Pero, como dice mi primo de siete años, “hay que hacer de tripas estómago”. Si pudiese, firmaría un pacto con el diablo (de esos con sangre y danzas alrededor de una hoguera) para prolongar mi estatus de estudiante universitario un par de años más. But what’s done is done.
Esta lista es para todos los que están en mi situación, los que echan de menos aquella anteriormente tan odiada universidad, que se agarran con uñas y dientes a su carné universitario y que les cuesta mucho despedirse de los descansos entre clase y clase, las cañas al acabar exámenes y la felicidad de saber que tu mayor preocupación es conseguir los apuntes de las clases que te has saltado. A todos ellos os dedico: 10 razones para las que estar felices por empezar a trabajar.
1. Dar gracias por tener trabajo porque sí, teniendo en cuenta la que está cayendo.
2. No tendremos que responder tanto a nuestros progenitores de todas las decisiones que tomemos, por mucho que a ellos les duela.
3. Trabajar significa ganar dinero. Tener más dinero significa poder hacer más planes. A mí el que más me gusta: cena y copas.
4. Como siempre, al entrar en un nuevo ambiente, conoces a personas nuevas. Lo que he aprendido esto últimos años es que conocer a gente nueva siempre te aporta algo, si es bueno será amigo para toda la vida, si es malo, pues por lo menos tienes una historia para echarte unas risas dentro de un tiempo.
5. Si tienes la suerte de tener un trabajo en el que haya que viajar, ay amigo ¡cuánto te envidio! Ver y conocer mundo es lo mejor que le puede pasar a una persona.
6. Independizarse. También conocido como “gloria y libertad absoluta”. No digo más.
7. Libertad verdadera los fines de semana. Nada de “el sábado no salgo que me tengo que quedar estudiando” o “me he tirado todo el domingo con un trabajo”. Puede que pringues más entre semana que cualquier otro universitario pero cuando llega el finde eres “el rey del mambo” y eso es así punto pelota.
8. La posibilidad de tener cafés a tutiplén. Cualquier oficina que se precie tendrá una buena cafetera y eso, para losadictos al café como yo, sabe a gloria bendita. Para el verano, un buen solo con hielo.
9. Siguiendo mi tendencia de ir siempre a lo práctico, el ir a trabajar te obliga a entrar en una rutina que quizás, con un poco de suerte, te ayude a ser más constante con otras cosas, como el ir al gimnasio.
10. Las pequeñas cosas como poner verde a tu jefe con tus amigos, llegar a casa agotado y hundirte en el sofá y la felicidad de “por fin es viernes”. Porque son las más importantes.
-Z.