¡El amor! Qué cosa más complicada. Nuestra generación va dando vueltas como pollos sin cabeza buscando a su media naranja y no paramos de saborear ácidos limones. ¡Qué complicado es satisfacer a nuestro corazoncito! Aunque hay algunos a los que les sale bien y disfrutan de las mieles del éxito en este complejo mundo; hecho que celebramos y aplaudimos, vaya si no.
Sin embargo, para el resto, para los menos afortunados, no está aún todo perdido. Se ha inventado esta fabulosa cosa llamada Tinder. Una ‘app’ que está arrasando entre jóvenes de todo el mundo. Visto el éxito que está despertando últimamente, ya en nuestro país, os presentamos 10 consejitos para encontrar a tu pareja ideal por aquí. ‘Love is in the internet’.
1. Descárgatelo. ¿Solo te manda emoticonos cariñosos tu madre? Mándaselos a chicos ‘random’. ¿Cansado de que tu contacto más íntimo sea la almohada? Reparte corazones por doquier. ¿Todos los tíos son unos capullos? Puede ser, pero con Tinder, al menos, te echarás unas risas. Si al final esto es para pasarlo bien. Modernízate.
2. Cuida tu perfil. Original, divertido e imaginativo. Tampoco incumplas el octavo mandamiento como un poseso para intentar demostrar algo que no eres, eso sí. Atención a detalles como el inglés (¡Erasmus!) o el número de fotos (aprovecha bien las seis que tienes). Y si ya vienes siendo sexy de fábrica, pues eso que te llevas.
3. Acotar la búsqueda. Orientación sexual, edad y distancia. Especialmente importante es este último factor, debido a que quedar con una persona a la que acabas de conocer por internet e implica, el verla, un desplazamiento, puede sonar poco tentador. Mejor céntrate en tu lugar de residencia y alrededores.
4. Entrega tu corazón. Soy chico. ¿Criterio habitual en chicos? Abrir Tinder y corazón, corazón, corazón, cambiar de canal, corazón, corazón, ir a la nevera por algo para picar, corazón, corazón, “¡vaya, una mosca!”, corazón, corazón, corazón, bostezar, corazón, corazón, cruz sin querer, corazón, me pica un ojo, corazón, corazón, ya no hay más en mi área. ¡Ja! No, en serio, también juzgamos y hacemos criba (¿no?). Al final siempre tienes la ilusión de encontrar a alguien que te guste, hombre. Carita sonriente. Aquí cada uno ya elije según su gusto. Por cierto, esta es la parte más divertida si estás con tus amigos. Puede ser la risión.
5. Enamoramiento instantáneo. Y, de repente, ¡pum! Ahí está, el chico o chica de tus sueños. Encaja en todo lo que buscas y está en tu ciudad. Le mandas un corazón como si fuera una carta de Noa a su amada. Te ilusionas. ¡El amor te espera!
6. Ensayo y error. No hay ‘match’. Todas tus esperanzas se derrumban y piensas en desistir. Pero en Tinder, como en la vida, hay que lidiar con las decepciones. Ánimo. Aparte, lo bueno, es que aquí nunca se acaban las oportunidades. Será por gente.
7. ‘Match’ potable. Entre los varios que puedas tener, parece que hay uno que te hace más tilín. Por fin alguien que puede valer la pena. Para darle a alguien una oportunidad, intuición y dejar que el ‘chat’ haga el resto.
8. Conversación interesante. “Hola guapa, q tal?” “Bien, por aquí. Y tu?” Pfff. Pero, ¿qué es esto? ¿El recreo de una clase de tercero de la ESO? Creatividad, siempre. Hay que hacer de esto algo entretenido. Reíros. Y lo que surja.
9. ‘Timing’. Necesario, y muy relativo, por otra parte. En Londres puede llevarte dos minutos quedar con alguien y en algunos sitios de nuestra geografía unas dos décadas. El momento de proponer verse es clave; la parte más delicada del asunto. Si conectas con tu ‘match’ intenta conseguir que la posible cita sea algo natural. No hacer de ella un asunto excesivo y dejarlo caer como el siguiente paso lógico. Sin nervios.
10. Cita aceptada. Ha habido acuerdo y conoces a tu ‘match’, en carne y hueso. Lo virtual se hará realidad. Ahora solo queda desplegar las armas con las que ya contabas antes de que estos inventos nos dieran todas estas posibilidades que tenemos hoy en día. Aquí ya no habrá tecnología que valga, fiera.
Puede salir mal, puede que sus fotos estuvieran retocadas, puede que no hable 4 idiomas como había dicho, puede que no mida 1’88. O puede que te guste, puede que gane en directo, puede que os enamoréis, e, incluso, puede ser el hombre o mujer de tu vida. ¿Por qué no?
En unos años, muchos de nosotros les diremos a nuestros retoños: “Ay, hijo mío, cómo pasa el tiempo. Parece que aún fue ayer cuando le mandé un corazón a tu madre en Tinder.” Y una lagrimilla de emoción caerá por nuestra mejilla, mientras nuestro vástago nos llama carcas. Qué bonito, ¡el amor!