Hay momentos incomparables. Situaciones irrepetibles. Sensaciones inmejorables. Por todos esos momentos que no tiene precio.
1. Las ganas de levantarte por la mañana después de un mes de infierno y decir “hoy sí, hoy me como el mundo”. Y te lo comes. Punto. Así de fácil.
2. Las ganas de por fin superar esa pequeña espina que has tenido clavada desde hace años. De por fin perdonar lo imperdonable, porque ya no te mereces gastar en el asunto ni un segundo más.
3. Las ganas de aprender a hacer eso que siempre has querido dominar pero nunca te has atrevido. Esas ganas de llevar a cabo el proyecto y llegar a ser el mejor del mundo en ello. Ríete si quieres pero es posible, da igual la edad que tengas.
4. Las ganas de perder la cabeza de vez en cuando para mantener la cordura. De apostar porque sí, de reír porque sí, de tomarte un vino más porque sí. Porque la vida son esos pequeños gustos. Porque sí.
5. La emoción de cuando pisas suelo nuevo, que simplemente son ganas de lo inesperado. De descubrir un nuevo lugar y pensar: a ver qué pasa aquí, aquí no hay límites, aquí todo es posible.
6. Las ganas de volver firme donde juraste no pisar y decir “aquí estoy yo y me da todo igual”. Esas ganas sí que son buenas. Porque, además de hacerlo con todos, te desafías a ti mismo y creces mucho más allá de lo que imaginaste. Queremos la versión 2.0 directamente, nada de betas y pruebas.
7. Las ganas de mirarse al espejo y que lo que veamos nos guste. Y sonriamos. Y así y querernos un poco más, que nunca viene mal autopiropearse.
8. Las ganas de quitarse precisamente las ganas de complicarlo todo. Que basta ya de perder el tiempo, de standbys, de no jugársela.
9. Las ganas de dejar de vivir a base de migas y empezar a exigir un banquete. Que las cosas a medias no nos gustan. O sonríes o no. O te enamoras o no. O todo o nada. Mejor dicho, o doble o nada.
10. Las ganas de tomárselo todo un poco más despacio, de saborear los días y disfrutar del mundo que nos ha tocado. Que si te paras un poco verás que el café huele mejor, que los besos saben mejor y las palabras suenan mejor.