Mucho se habla de la multitud de cosas que puedes hacer en un Erasmus, pero poco de lo que puedes hacer con los estudiantes del mundo que acoge tu ciudad. Y es que, a veces, se nos olvida que multitud de jóvenes ávidos por vivir la vida pasean por nuestras calles con las mismas ansias, anhelos o preocupaciones que nosotros, tan de aquí. De este modo, contactar con ellos es una actividad del todo aconsejable.
Y una vez establecido el acercamiento, podemos buscar algo más. ¿Habías pensado en pillar un ligue de Erasmus para alegrar tu vida y enfocar una relación de pareja desde otra perspectiva? He aquí 12 motivos por los que tendrías que hacerlo o, al menos, intentarlo.
1. Es una experiencia, sin dudarlo, diferente. Al no crecer en tu mismo entorno, cada paso que deis será nuevo, será distinto. Te sorprenderás cada cinco minutos y ya solo con las cosas que te puede contar sobre sí misma, las cuales te parecerán, en la mayoría de los casos, novedosas, con esa persona tendrás para las tres primeras citas. La palabra “conocerse” adquirirá otro cariz. Tras salir con un Erasmus te preguntarás que qué hacías con esos aburridos autóctonos (con cariño). Estudiar está bien, pero el amor es lo más.
2. Todo será más divertido. Un amigo me contó que su chica de México tenía que matar arañas venenosas en su jardín, antes de dormir, para no morir por una picadura durante la noche. Otra, rusa, que su novio italiano la amaba con locura, pero todos sabíamos, en secreto, que le entraba hasta a la portera cuando regresaba a su país. Y uno más que, al ir a ver a su chica a Palermo, había sido recibido con unas balas puestas en la ventana de su habitación por algún amable familiar. Estas aventurillas exóticas y alegres no te pasarán con tu novio de Lugo. Extrañas y joviales anécdotas surgirán por doquier.
3. La relación tendrá altibajos inexplicables y no sabrás por qué. Quedaréis en el centro y aparecerá en las afueras, deshidratado en un parque, se esfumará 10 días sin mediar palabra a Andalucía, a ver la Giralda, y aparecerá de nuevo para no separarse de ti en dos semanas, abrazado a ti en tu sofá. El martes te ama, el jueves te odia y el sábado te olvida, para volver a empezar. Pasarán muchas cosas y muy rápido. Se habrán acabado las relaciones estables y tranquilas. ¡Por fin!
4. Le darás diversidad a tu pandilla de amigos. Siempre las mismas historias, las mismas anécdotas, el mismo modo de salir… pues con tu nueva pareja Erasmus un mundo de cosas divertidas se unirán a tu pandilla. Que traiga a sus colegas extranjeros y podréis hacer una verdadera alianza de civilizaciones. ¡Venga a relacionarse! Cuánta más gente y de más sitios conozcas, mejor.
5. Un novio/a extranjero sube 2 puntos y pico en cualquier escala de valoración parejil. “¿Esa? Bah, un 6.” “Oye, que es lituana.” “¿He dicho un 6? 8 y medio y me quedo corto. ¡Viva el Báltico!” Esto es así, amigos. Real como la vida misma.
6. Enseñarle la ciudad donde creciste. Recorrer tus calles con la compañía de tu pareja foránea será como recorrerla por primera vez. Aparte, jugarás en tu territorio, y podrás enseñarle los lugares más bonitos de tu lugar de residencia. Esos recónditos espacios creados para impresionar a los de fuera y cazarlos con la guardia baja.
7. Y que tu amado te enseñe la suya, allá donde esté. Vete buscando vuelo barato para hacer una visita a cierta ciudad del mundo. Si eres un poco listo sabrás elegir con acierto al principio, pillín.
8. Fardar con tus amigos. Tener un noviete o una chicuela extranjera siempre da un plus de molonidad que no conviene desdeñar. Pasarás a ser el amigo con una vida amorosa interesante y de la cual todo el mundo querrá saber algo. Aparte, cualquiera de tus colegas podrá opinar alegremente porque ni tú ni ellos tendréis ni puta idea de cómo llevar la relación. ¡La de risas y lloros que os echaréis!
9. La cantidad de fiestas a las que podrás asistir se multiplicará por mil. Tendrás citas en botellones, charlas profundas en pubs, saldrás con gente desconocida que habla en idiomas extraños y bellas resacas donde dar lo mejor de ti para conquistar a tu amorcín. Una mezcla de ‘Resacón en Las Vegas’ y ‘El Diario de Noa’.
10. Practicarás inglés (o el idioma que surja). Tendrás que esforzarte, verdaderamente, porque de ello depende el éxito o no de tu empresa. Verás que aprenderás inglés más rápido en dos citas que en dos meses en la escuela de idiomas. Allí era un simple y mezquino aprobado, aquí será su corazón. Qué mejor profesor particular que tu pareja.
11. Para bien o para mal, sabes que habrá un final. Así es. Los dos seréis conscientes de que todo se terminará, y que ese final tendrá un día exacto en el calendario. Podréis mantener el contacto, evidentemente, pero vuestros 6 meses (o los que sean) serán vuestros seis meses y tu ciudad será vuestra ciudad. Deberíais de tener la despedida más espectacular posible y rendirle un justo homenaje a tantos momentos juntos.
12. Quedarte con una bonita historia que contar. En última instancia, es lo que importa. Salir con un Erasmus es toda una experiencia. No tiene por qué ser necesariamente positiva en todos sus aspectos, no vamos a engañarnos, pero, sin duda, ofrece una serie de alicientes que valdrá la pena recordar. Y eso es lo que te hará esbozar una sonrisa en unos años. Para qué buscar más. Con arañar unos bonitos recuerdos es más que suficiente, ¿no? O, quizás, repitáis lo mismo sea cual sea el paisaje que os contemple. Quién sabe. El tiempo dirá.