No es que lo digamos nosotros. Ya no eres lo que eras, y lo sabes.
Conforme nos acercamos a los 30, sufrimos el segundo cambio perceptivo del mundo (el primero sucede con el paso de la adolescencia a la mayoría de edad, en la que no es tan importante dibujar corazones en un cuaderno como decidir de un día para otro a qué te quieres dedicar toda tu vida) La prueba del delito: 19 cosas que ya no te divierten como antes. Admítelo, te haces mayor.
1. Salir de fiesta.
Esta noche arrasamos. Eso lo piensas por la mañana. Cuando llega la hora de la verdad, ya estás hecho una albóndiga envuelto con la manta en el sofá, esperando la película de la semana.
2. Hablar por teléfono a todas horas.
Antes podías tirarte toda una tarde hablando del color de tus uñas. Ahora solo de pensarlo te produce urticaria. ¿Qué nos ha pasado? ¿Dónde han ido a parar esas ganas locas de hablar sobre los imperdibles y lo mucho que se pierden?
3. Escribir mensajes constantemente.
- ¿Qué tal? - ¿Bien y tú? - Bien. ¿Qué te cuentas? - Poca cosa, ¿y tú? - Más de lo mismo
Desde entonces, nada ha vuelto a ser igual.
4. Acostarte a las tantas de la madrugada.
¡¡¡Esta noche lo partimos!!! ¡¡A darlo todo que la noche es joven!! Vamoooos... que te has quedado dormido en una esquina de la discoteca.
5. Aburrirte en el trabajo.
- ¿Y qué tal en el curro? - Pues genial, no hago nada.
El sueño de todo becario. Ahora echas la vista atrás, te das cuenta de lo largos que se te hacían los días y prefieres hacer algo útil con tu tiempo. Y oye, que si hay que trabajar, pues se trabaja.
6. Impresionarte.
Antes te parecía fascinante que alguien pudiera resolver el cubo de Rubik. No hablemos ya del Sudoku. Ahora o ves un vídeo de Chuck Norris o sigues tan impasible como el que más. Cuánto daño ha hecho la cruda realidad.
7. Avergonzarte de tus padres.
Antes rehusabas de aparecer en público cerca de tus padres. Eran extraterrestes y no entendían nada. Ahora descubres que son geniales, al menos uno de ellos. Suele pasar cuando estás más cerca de convertirte en uno.
8. Los hostales son lo más.
Antes, dormir en una atmósfera de marihuana sobre un pseudocolchón de dudosa calidad mientras escuchabas cantar al chico extranjero (y guapo) de la guitarra con el que compartías habitación te parecía lo más IN del momento. Hasta que cumpliste los 25.
9. Lograr salir de fiesta.
Consultar punto 1. Si logras salir por la puerta, lo darás todo. Lo pasarás genial. Beberás chupitos porque así la fiesta no decae y sientes que aún puedes. Yes, we can. Lo que no podrás será con la resaca que te durará tres días.
10. Acampar.
Todo sea por conectar con la naturaleza o ver a ese grupo de música que tanto te gustaba. Pero dormir sobre el asfalto metida en un saco y parecer un gusano de seda ya no mola tanto. Por no hablar de lo poco glamouroso que es.
11. Compadecerte.
¿Te acuerdas de cómo te sentías cuando volvías a casa a las tantas haciendo eses y en el metro te encontrabas con gente que iba a trabajar? Ahora eres tú el que madruga para levantar el país, y no puedes evitar mirar a esos jovenzuelos, negar con la cabeza y pensar un “qué pena de juventud”.
12. Comida basura.
Qué tiempos aquellos en los que podías mezclar pizza con red bull y hamburguesas con alcohol, que la digestión en dos horas la tenías finiquitada. Ahora te lo piensas dos veces. El secreto está en la masa. De tu estómago.
13. Conciertos a tope.
Quedarte sin voz de tanto gritar, perderte entre la multitud, hacer malabares con tu mochila para que no te roben, ser pisoteado, empujado a codazos y deslumbrado entre tanto foco ya no tiene tanto glamour cuando puedes ver el concierto por la tele. O escuchar el disco.
14. Compartir piso.
Antes te adaptabas. Pese a la ropa sucia tirada por el suelo. Pese a los platos con restos de comida acumulándose en la pila. Pese a la basura sin sacar y los ceniceros sin vaciar. ¿Ahora? Lo llevas claro.
15. Botellones.
Lloviera, nevara o salieras volando del viento que hacía, no importaba. Ahí estábais todos, bebiendo en la calle. Había que defender tu derecho a no dejarte robar por una discoteca. Ahora hasta pagas 15€ por una copa sin pensártelo dos veces. Ganaste la batalla pero perdiste la guerra.
16. Comida basura después de salir de fiesta.
Vuelve al punto 11.
17. SUPER Fan.
Podías pasarte horas en la calle para hacer cola por un concierto. Hasta que te diste cuenta de que ellos no harían lo mismo por ti.
18. Sexo casual constante.
La cantidad antes que la calidad. Y si llegas al orgasmo, eso que te llevas. ¿Estás de coña? Ahora quieres que te quieran. Y si llegas al orgasmo, eso que te llevas.
19. Redes sociales.
El Fotolog era lo más y lo sabes. Después llegó tuenti y perdiste la cabeza. Hasta que la dignidad hizo acto de presencia. Ahora te limitas a pasar desapercibido, nutrirte de vidas ajenas y buscar a tus antiguos compañeros para comprobar que ellos tampoco han triunfado.