3 reflexiones sobre por qué es mejor estar solo que mal acompañado

Siguiendo muy de cerca algunos antiguos refraneros, me he dado cuenta de que, si no son todos, la mayoría llevan su parte de razón. Lo que tristemente demuestra la magnífica habilidad humana de tropezar siempre con las mismas piedras. ¿Es que nunca aprenderemos?

Hoy me centraré en un refrán más que conocido y bien sabido, "Es mejor estar solo que mal acompañado". Cuantas veces hemos escuchado esa frase de nuestros padres o amigos después de haber tenido una discusión con nuestras parejas. Decenas, miles, una infinidad de veces. ¿Y por qué tantas? Porque somos tan inútiles como para no aprender la lección, o no. Y es que como ya decía Confucio "Aprender sin reflexionar, es malgastar energía". Vamos a reflexionar y de camino a quemar unas cuantas calorías del esfuerzo.

1. Nos da miedo estar solos.

La sociedad nos enseña que hemos nacido para encontrar a esa persona con la que completaras tu vida, y amarás hasta el fin de los días. Basta. Stop. No necesitamos a nadie para desarrollar nuestra vida, es cierto que somos seres sociales por lo que necesitamos relacionarnos, pero no nos moriremos por pasar un tiempo a solas, incluso puedes aprender mucho sobre ti mismo, ponerte en forma, o ver todas las series que dijiste que un día verías.

2. Mantener una relación tóxica nos puede causar mucho daño.

Y es que el hecho de seguir manteniendo una relación con esa persona que te ha hecho daño, o simplemente los sentimientos han cambiado pueden causarte estrés y ansiedad. "No se puede matar lo que ya está muerto."

3. Libertad.

Si consigues dar el paso y disfrutar de tu tiempo a solas te darás cuenta del abanico de posibilidades que quedan a tu alcance, un viaje a solas, un voluntariado en un país en desarrollo, tardes de música y relajación y algo que no se puede olvidar, disfrutar de los amigos.

Claro que, es mejor estar bien acompañado que estar solo, pero, hasta que no aprendamos a disfrutar de nuestra propia compañía, no sabremos lo valioso que es tener otra compañía y que esta merezca la pena, "quédate con quien sea la causa, y disfrute contigo el efecto."