¿Solo una eh? Y lo cumplió nadie nunca, especialmente en época estival, por eso por aquí vienen los siete comportamientos asociados a llevar encima una copita o dos de más:
1. Ponerte bohemio perdido. ¿Quién es El Cigala al lado tuya después de unos copazos? Ni el mejor poeta en sus mejores días.
2. Eres más cariñoso de lo habitual. Y si ya lo eres por naturaleza ni te cuento.
3. ¿Por qué el suelo te parece un lugar tan apetecible por el que revolcarte?, ¿quién te dijo que era buena idea hacer la croqueta en traje y corbata? MAAAAAAAAL.
4. Hay gente que cuando bebe se cree supersexy y que con su mirada (sabrá Dios dónde van esos ojos) son capaces de encandilar a cualquiera. NO, no es así.
5. El llanto, un comportamiento estrella del borracho. Puede llegar a llorar porque ve un perro que le gusta mucho o porque se acuerda de aquel día en que peleó con su padre... Hay de todo en la viña del Señor.
6. El que no puede dejar de comer a medida que bebe. Se podría alimentar hasta a base de piedras con tal de llevarse algo a la boca.
7. Esa persona que busca pelea con quién sea y cuándo sea al más mínimo roce. Es cierto que hay veces que más de uno se merece un puñetazo, pero que si alguien te pisa en una disco petada pues no es necesario.