Sí, la época navideña toca a su fin y como broche conmemorativo llega la época entrañable de exámenes.
Cuando llega esta fecha tan señalada en el calendario estudiantil, por nuestra cabeza pasan miles de millones de cosas de forma casi inevitable y nos asaltan más dudas existenciales que al propio Schopenhauer (cualquier cosa es mejor que estudiar).
1. La gran duda. "¿Esto que estoy haciendo me va a cundir realmente?" Es decir, ¿me estoy hartando de estudiar para luego sacar un reluciente 4,9?, ¿estoy perdiendo vida?, ¿voy a pasar más tiempo en el paro que en mi casa?
2. ¿Por qué no monto una de esas pastelerías en las que venden sus propios macaroons, cookies, cupcakes y tartas que da pena comérselas de lo bonitas que son? A mí esto me asalta cada dos por tres oye.
A la mierda la universidad, yo quiero ser una cupcake.
3. ¿Me cundirá más ir a la biblioteca o estudiar en casa? Hay gente que se lo plantea una y otra vez, no lo resuelve y se le pasa el día sin hacer absolutamente nada. Bueno, probablemente coma algo con chocolate.
4. ¿Será verdad eso de que si te grabas el temario en audio y te lo pones mientras duermes se te queda grabado en el cerebro (o en lo que algunos tengan en su defecto)?
5. "Esto es demasiado corto como para que caiga como pregunta de examen, ¿me lo estudio o no?". Efectivamente, no te lo estudiaste porque era una chorrada y cayó eso precisamente.
Jugaste y perdiste. Nada más que añadir.
6. ¿Por qué nos venden una imagen de la universidad tan distinta a cómo es en realidad? Ay (suspiro), si es que hemos visto demasiadas series y películas made in Hollywood.
7. ¿Quién decidiría instaurar tan diabólico calendario lectivo?
8. ¿Cómo hay gente que vive tan sumamente relajada sabiendo que va a suspender y sin hacer nada al respecto? Este tema es muy serio, ¿qué clase de conciencia tienen?, ¿son felices así?
Estas son solo algunas de las pequeñas dudas que nos asaltan en estas bellas y maravillosas fechas, pero seamos sinceros, lo que estamos haciendo ahora probablemente nos beneficie de cara al futuro (aunque no acabemos trabajando de lo que estudiamos) y además los universitarios vivimos bastante bien, ¿para qué mentir?