1. Empecemos de una forma políticamente incorrecta. El catálogo de insultos y palabras mal sonantes que tenemos en España supone el 90% de las palabras soeces del mundo. Seguro. Cantamañanas, carantamaula, oreplato, mamacallos... Es una ciencia y un arte. Si estudias filología, ya tienes una idea para tu tesis.
2. La gastronomía española es el sumun de la dieta mediterránea. Paella, migas, jamón, tortilla (hasta la francesa es española, concretamente gaditana), etc. Erasmus, emigrantes, turistas...todos coinciden: lo que más se echa de menos de España es la comida.
3. Siguiendo con lo anterior, la sobremesa española es una leyenda de Este a Oeste y de Norte a Sur. Esas comidas que empiezan a las dos y acaban a las 8 de la tarde nos dan la vida. El cafecito de después, y ya de paso alguna caña, mientras se habla de fútbol, política y la vida. Así surgieron los grandes filósofos españoles, desde Séneca a Belén Esteban.
4. La alternativa a la sobremesa, en los casos de comida casera e íntima, es la siesta. Ese breve período de tiempo que nos permite vivir con los ojos abiertos durante la tarde y que nuestra franja horaria para ver películas nocturnas acabe de madrugada. Hay varios tipos, aunque la mejor es, sin duda, aquella en la que te levantas con la mejilla empapada en saliva calentita. No digáis que asco, que a todos nos ha pasado. Y seamos sinceros: la hora de la siesta se puede aprovechar para muchas cosas, pero lo más rentable es dormir. Es algo físico.
5. Bares. Cañas + tapeo. La cultura de los bares y las tapas. El arte de gastar los fines de semana entre botellines y pinchos de tortilla. La gente se sorprende de que los bares siempre estén llenos, incluso en tiempos de crisis. Pero, no nos engañemos, esas charlas con los amigos entre vapores de alcohol y buena comida incluida en cada caña nos dan una alegría que no existe en el resto de Europa. Es una necesidad vital y generalizada. Ver terrazas (incluso en invierno, con sus calefactores y sus cositas) con meses llenas de personas, tercios vacíos y platos donde solo quedan las migas es un paisaje cultural y social que nos hace sentirnos en el hogar.
6. Sentido del humor. Nuestras jocosas bromas no son entendidas por muchos de nuestros amigos extranjeros. Es ironía, no bordería. No son pocos los casos de gente que se ha sentido ofendida por una broma, y se le ha tenido que explicar. Nuestro humor es único, e implica entonación, mirada, expresión...somos geniales.
7. La improvisación. Esos planes que surgen en cualquier momento o esas ocasiones en que sales solo "a tomar una copa" y vuelves a las 6:30 am a tu casa. Ya se sabe que mientras toda Europa se ve oscura y dormida desde la estratosfera, España está repleta de luces, cual Time Square.
8. Las persianas y las fregonas. Por alguna extraña razón, en la mayoría de países fuera de nuestro territorio no se conocen las persianas ni se utilizan las fregonas. Mucho avance tecnológico, pero las cosas más básicas, ni idea. Cuánto tenemos que enseñar al mundo todavía.
9. La gente. Gente cariñosa, expresiva, alegre. Rodeados de risas, besos y abrazos. Por favor, saludarse sin darse dos besos ni un abrazo. No sé si será por tanto Sol, tantas cañas o por las siestas, pero la felicidad española y de las personas que aquí nos rodean es de lo mejorcito del mundo.