1. Pensar. pensar, pensar y más pensar. Es lo que haces cada hora, de cada día, de cada maldita semana (si es que tienes semanas) hasta que se te ocurra la idea que dará forma a todo el trabajo.
2. Sigues pensando. Sí, porque probablemente la idea que se te haya ocurrido no sea tan simple de aterrizar, probablemente este a 1000km de altura y en el descenso pierdas los mandos, los papeles, la apciencia y las turbulencias hagan que te planteen renunciar.
3. Decides ponerte a ello. Te sientas, abres el ordenador, el programa que utilices, coges aire y... empiezas a bocetar y a tantear todas las ideas que se te habían ocurrido para poder conseguir que LA IDEA llegue sana y salva a su destino de llegada. Este proceso tiene varias partes:
a) Todo va a salir bien.
b) ¿Qué clase de basura estoy haciendo?
c) Voy a borrarlo todo y empezar de nuevo.
d) ¿Qué clase de basura estoy haciendo otra vez?
4. Vuelves a pensar cómo hacerlo.
5. Vuelves a ponerte. Nada sale como habías pensado de nuevo.
6. Lloras. Das patadas. Haces la croqueta mientras continuas llorando en la cama. Te desesperas a ti mismo. Suspiras muy profundamente. Bebes una o dos cervezas...
7. Recobras la cordura, te encabezonas, vas a conseguir hacerlo por la madre que te pario. Cueste las horas que cueste.
8. Trabajas, trabajas muchas horas. Lo intentas de mil y una maneras porque has tomado la decisión de que vas a lograrlo.
9. Lo logras. Sí ya está, has acabado, esta perfecto. Lo guardas, 20 veces por si acaso y con un nombre que deje clarísimo que ese y solo ese archivo es el bueno, el correcto, el definitivo.