Hay quien dice que hay un punto en la vida en el que ya lo tienes todo hecho, en el que cada día ya es igual que el anterior. Esa es una verdad a medias. La vida te da sorpresas en función de lo dispuesto que tú estés a recibirlas. Yendo al mismo sitio, el camino puede ser muy diferente según como lo afrontes y pienso cada vez más, que la vida son personas.
La vida son personas, sí, porque son precisamente esas que nos vamos encontrando las que nos motivan a arriesgarnos, a conseguir nuestros sueños y también, como no, las que nos provocan las más profundas decepciones.
La gente utiliza la frase "hay dos tipos de personas" para casi todo: para declararse (sí, es esa que dice "tú y el resto del mundo"), para insultar o para rellenar silencios. Si hubiera dos tipos de personas todo sería muy sencillo y aburrido, y no es así, porque no hay dos tipos de personas, hay seis mil millones por lo menos.
Nunca pierdas de vista a algunos tipos de personas.
1. A tu amigo de siempre. En singular, no porque tenga que ser uno exclusivamente, sino porque de estos hay pocos y no vale cualquiera. En la primera etapa de vida tienes un montón de amigos, quizás incluso tenías un pequeño reducto en el que os llamáis entre vosotros "best friends", os escribías a todas horas y llevabais la misma ropa. Pero no fue hasta la hora de la verdad cuando viste quién era el bueno. Y cuál es la hora de la verdad? Cuando la gente ya tiene un trabajo, quizá una pareja y 50.000 cosas que hacer. Cuando el tiempo es muy valioso y la pregunta es, ¿quién va a estar dispuesto a gastar el suyo contigo incluso esos días que deprimes hasta a las farolas? Y la respuesta es muy escasa pero 100% verdadera. Esa persona que aunque esté muyo cupada siempre guardará un ratito para ti y sabe perfectamente cómo eres. Esa con la que prácticamente no tendrás ni que hablar para contarle lo que te pasa y la que te va a juzgar. Quizá no sea de esas personas iguales a ti, con las que vas a todas partes, pero esa conexión, si la cuidas, durará para siempre.
2. El casi amigo de siempre. Esa persona que llegó más tarde a tu vida, probablemente mediante un amigo al que ahora apenas saludas o una ex-pareja, pero con quien la conexión fue instantánea. Esa persona de la que al tiempo de conocerla, pensaste "¿cómo vivía hasta ahora sin ti?". Te conoce tan bien cómo la anterior, pero ha hecho el máster en mucho menos tiempo. A esta también deberás cuidarla, pues si habéis superado que se corte el cordón umbilical que os unió al principio, significa que os entendéis a la perfección y que te hace mucho bien.
3. El amigo de la universidad. La universidad, esa etapa que es como un campamento de verano pero muy largo. Esa etapa que es como una segunda oportunidad donde uno puede ser lo que uno quiera. Esa etapa donde todo es nuevo: sitios, amigos, conocimientos... Conocerás a mucha gente, pero solo algunos permanecerán al final del camino. ¿Cómo darse cuenta para no meter la pata y elegir mal? El regreso del verano año tras año suele ser un indicador bastante bueno. Si la relación supera intacta que ya no vayáis a las mismas clases; si estudiáis juntos aunque ya no tengáis las mismas asignaturas y si al subirte a su coche tras un mes sin veros, todo sigue como si os hubierais visto ayer, ahí lo tienes, ¡no lo pierdas de vista! Cuando la vorágine de la carrera acabe y cada uno encuentre su respectivo trabajo, este será el que se siga preocupando por ti. Y aunque los tiempos sin veros serán más largos, todo será como siempre.
4. El compañero de viaje. Aquí sí que va a existir una amplia variedad, porque verás que a lo largo de la vida viajarás con mucha gente que no te esperabas o quizás no conocías previamente. Habrá de todo, gente que al bajar del avión, no querrás ver más en tu vida, pero también se cumple a veces eso de que "los amigos de mis amigos son mis amigos". Habrá personas que te harán muy agradable cada aventura y de las que despedirse será complicado. A algunas las volverás a ver y a otras, lamentablemente no, pero de alguna forma los países que visitásteis quedarán irremediablemente unidos a su recuerdo.
5. La tribu, la familia. Es cierto que a veces da la sensación de que solamente están ahí para controlarnos, pero piensa en un problema gordo que hayas tenido (uno de los grandes) porque seguramente en ese caso, siempre habrás levantado el teléfono para pedirle socorro a alguien de tu tribu. Aunque digamos eso de que "la familia no se elige", la familia no es una asociación o un partido político. La familia es algo que uno no deja de ser nunca. Así que cuídala porque en un momento u otro serán la única tabla de salvamento.
6. Por último, existe un tipo de persona al que podemos llamar el amigo S.O.S. Aquel que se encuentra en el momento y el lugar adecuado. El que simplemente aparece y te puede acompañar un mes o para siempre. Habrá muchos o pocos, en la medida en la que tú estés dispuesto a abrir tu círculo, pero una cosa es segura, su paso por tu vida te hará mejor persona. Un compañero de tu nuevo trabajo, un vecino o un colega del gimnasio, alguien que aparece en tu rutina diaria para hacerla más sencilla y que consigue que tu sonrisa sea bastante más frecuente. Alguien que convierte un lunes cualquiera en un lunes que es menos lunes'. Alguien que te da fuerzas para levantarte cada día de la cama aunque el madrugón sea excesivo. En definitiva, alguien que te recoge en el camino cuando ya venías muy cansado y que es un soplo de aire fresco, que te saca de tu estado de letargo, que te recuerda todo de lo que eres capaz y que te devuelve las ganas de organizar mil y un planes.
Podría estar escribiendo diez años acerca del sinfín de personas que existen en este mundo loco: los que ya has conocido, los que conocerás o los que te librarás de soportar. Sin embargo, cuando hay tanto donde mirar uno debe centrarse en lo importante, en los imprescindibles. A los que debemos dedicar el tiempo que se merecen. ¿Y qué es lo bueno de ellos? Que nunca sabes cuando pueden aparecer. Que sí, que hay mucha mala gente ahí fuera, pero que a veces hay que arriesgarse. Que vale más arrepentirse de lo que se ha hecho que de lo que no. Y aunque te lleves algunas decepciones alguno de los otros imprescindibles de tu vida estará ahí para recogerte. Todo lo que te aportarán los buenos es demasiado como para no correr el riesgo. Así que sal ahí, sé tú mismo, disfruta al máximo y dáte a los demás. Porque es la única forma de disfrutar al 100% del camino y porque ellos también se merecen tener a alguien como tú en su lista de imprescindibles.
[Colaboración: Si no ganas aprendes]