1. Freddy Krueger. El amo de las pesadillas de los niños (y no tan niños) de medio mundo. El bueno de Freddy se encargó de asustar a todos los espectadores en todas y cada una de las películas de la saga de Pesadilla en Elm Street, en las que a través de sus apariciones en las pesadillas de sus víctimas, asesinaba a estos por rencillas del pasado. ¿Asusta eh?
2. Jigsaw. ¿Hay algún amante de la saga Saw en la sala? Seguro que sí, como seguro es que todos vosotros conoceréis a este "cariñoso" y "bondadoso" personaje, protagonista principal de dicha saga de películas. El buen Jigsaw encierra a determinadas personas, que él considera pecadoras y malos seres humanos, para que a través de pruebas al límite de lo humano se rediman y vuelvan al redil. Si es que sobreviven claro...
3. Hannibal Lecter. Papel histórico del cine el que representó Sir Anthony Hopkins durante toda la saga de películas de 'El Silencio de los Corderos'. El bueno de Lecter era un doctor con un peculiar fetiche: la carne y la sangre humana. Sus míticas escenas tras los barrotes de la cárcel, desafiando a la policía con su carácter frío y calculador estarán siempre fijadas en la memoria de los más asustadizos.
4. Pennywise. Si hay un personaje de terror que está de moda hoy en día es el del dichoso payaso diabólico, lo que viene a ser siendo, Pennywise. El protagonista de la macabra película de IT es uno de los personajes que más miedo han metido en los cuerpos de millones de personas, y es que el trauma con los payasos es muuuuuuy común...
5. Chucky. Muchas veces parodiado o tomado a broma, el pequeño (pero muy matón) Chucky es uno de los personajes históricos del cine de terror. Este pequeño diablo se encargaba de cargarse a todo bicho viviente en la saga de películas del Muñeco Diabólico a través de métodos poco ortodoxos, vacilones y con un humor bastante negro de por medio.
6. Leatherface. Si Krueger daba algo de repelús, el amigo Leatherface no se queda atrás. Y es que el protagonista de la mítica película 'La Matanza de Texas' tenía el peculiar entretenimiento de arrancar la cara de sus víctimas para después coserlas en su propia cara. Bonito gesto, ¿verdad?.